miércoles, 24 de diciembre de 2014

Cuando te da por enfadarte con el mundo

Escribo este artículo tras haber dormido solo unas dos o tres horas, haber pensado, haber leído, haber visto algún vídeo y, por qué no reconocerlo, haber llorado un poco (pero solo un poco, sigo siendo un macho). Supongo que los que leáis esto sabréis de esa sensación que surge con el insomnio. Para mi, sinceramente, no es nada agradable. Y anoche era más bien agónica. Sufrí mental y físicamente, me sentía ahogado. Y las horas pasaban: las 4, las 5, las 8, las 9!!! Hasta que al final pude dormir, con buena sensación.

Y es que no se puede vivir enfadado para el mundo. No es justo. Pero no para uno mismo, que también, sino para los que te rodean. No tienes derecho a amargar la existencia a los demás, por muy poco que lo hagas. Y no sabes todo lo que puedes perder por tener ese comportamiento. Por lo menos es bueno darte cuenta antes de perder las cosas y aún tienes margen de maniobra.

Creo que tengo un problema de autoexigencia. Hay algo en mi que hace que cada fallo o situación que sale del plan previsto sea asumida como un fracaso. Pero, ¿por qué tiene que ser un fracaso? Justo anoche veía un vídeo del gran Mario Luna que lo dejaba claro: "las situaciones que no dependen de ti no son fracasos, te tiene que dar igual". Pero claro, muchas veces necesitas que sea otra persona quien te abra los ojos. Y generalmente es mejor que sea alguien que no conozcas, alguien que no vaya a tener ningún tipo de trato contigo jamás, alguien que simplemente pase por ahí.

Alguien me dijo hace poco más de un año que tenía un problema de complejo de inferioridad. Con el tiempo he acabado reconociendo que esta persona tiene razón. Quizá sea una consecuencia de este problema de autoexigencia, que por otro lado habría que analizar de donde viene. No sé si es que los demás han confiado siempre demasiado en mi, si me creo algo que no soy, si es una mezcla de las dos anteriores o ninguna de ellas. Pero supongo que es algo en lo que tengo que trabajar. Sé que soy bueno, soy humilde, no suelo creerme mejor que nadie, pero quizá creo tener que satisfacer antes a los demás que a mi mismo, y eso hace que las pretensiones sean demasiado altas.

Si algo bueno ha tenido este año es que me ha dado la oportunidad de conocer un buen puñado de personas extraordinarias, magníficas, increíbles. Personas que pasaban por una situación mejor o peor, más mayores o más jóvenes. Personas que han tenido una influencia mayor o menor en mi vida. Personas a las que, más o menos, aprecias. Y todo por casualidades de la vida. Y tengo que dar las gracias por haberles conocido. Y, sobre todo, tengo que trabajar por no perderles.

Porque con esa sensación de enfado con el mundo, de encabronamiento, de mal humor, lo único que haces es alejarles cada vez más. Y a veces hasta puedes tener razón, pero hay que ser flexible. Y ser positivo, intentar encontrar el lado positivo de las cosas. Y es algo en lo que tengo que trabajar, pero no como un propósito de año nuevo, sino como un propósito para empezar hoy. Es otra forma de emprender. Con una mentalidad positiva llegas más lejos. Y con humildad. Porque si la vida te pone a alguien a tu lado es por algo. Y hay que aprovecharlo. Encontrar buenas personas es fácil, así que lo que hay que hacer es conseguir que esas buenas personas decidan compartir parte de su vida contigo, ya sea entre cervezas, entre las gradas de Mestalla o entre las sábanas. Y si puedes hacer algo por ellas, házlo. Es mejor ganarlas que perderlas.



Viene bien llegar a tu hora más negra, a partir de ahí solo puedes subir. Y de esto, quien habla muy bien es Mario Luna:

 

Aprovecho este rinconcito que me ofrece internet para felicitaros las navidades. Aprovechad todos los momentos al lado de vuestros seres más queridos. Yo voy a aprovechar para hacer lo mismo y para tomar esta noche negra como un impulso para salir adelante. Comparto mi vida con demasiadas buenas personas como para desaprovechar esta oportunidad, mi oportunidad.




 Feliz navidad!!!

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