Quien me conoce sabe de mi cierta predilección por los restaurantes americanos. No sé si es el marketing que conlleva a todo lo estadounidense, que hoy en día sea el "imperio" más importante del mundo y seamos hasta cierto punto "esclavos" del american way of life, o que simplemente me gusta la comida poco saludable, pero el asunto es que si se abre algún local yankee, toca visitarlo.
Anoche tocó "Goody Life". Situado en la Plaza del Ayuntamiento, en la acera del Rialto, "Goody Life" es un pequeño restaurante americano que aunque se define como "American Sandwich Club" nos ofrece un poco de todo lo que esperamos en un restaurante yankee: hamburguesas, sándwiches y pollo frito al estilo KFC. Así como la variedad se puede considerar amplia, la oferta es escasa. Además cae en el eterno error de muchos restaurantes: no se acuerdan de que existimos personas (y no pocas) a las que no nos gusta el queso. ¿A que no adivináis cuál es uno de sus ingredientes estrella? Pues eso. Así que me vi bastante limitado a la hora de escoger lo que iba a cenar.
Pero vayamos por partes, como diría Jack el destripador. Como he comentado antes, el local es pequeño. La verdad es que estéticamente es bastante chulo. Muchos toques de madera, detalles estadounidenses como una bandera americana colgada, una máquina de hacer palomitas de maíz y decoración agradable en general. La selección musical fue excelente. Quizá el hecho de que el local sea pequeño (como muestra, decir que me costó horrores sacar una buena foto) es una estrategia de negocio y se busca el cliente que compre, pague y coma fuera del local. Pero para los que nos quedamos a comer, si la planta de abajo está llena, es un auténtico desastre y es un punto muy en contra. La planta de arriba es muy incómoda. Solo hay una mesa, el resto de comensales tienen que comer en una barra que hay junto a la barandilla, con el riesgo que puede conllevar si se tiene algún despiste, y es realmente incómodo. Si acabas comiendo en el último taburete y tienes que levantarte por algún motivo tienes que molestar a la gente que te rodea. Además tienes que echar mano de algún taburete para dejar chaquetas y demás. Y para rematar, te encuentras con un espacio que podemos denominar como mini almacén que no tendría por qué ser visto por el comensal. Incluso en cuanto a medidas de seguridad, entiendo que habrá pasado por los requisitos mínimos, pero la sensación que queda es que si el local se incendia, si estás arriba saca el móvil y despídete de tus seres queridos. La palmas fijo.
Empezamos a centrarnos en la comida. "Goody Life" nos ofrece tres combinaciones de menú:
-"Plato principal", bebida y patatas por 5,99€
-Complemento, bebida y patatas por 6,50€
-"Plato principal", complemento y bebida por 8,99€
Aparentemente la oferta es buena, la sensación es que vas a comer bastante por un precio razonable.
Como he dicho anteriormente, al verme limitado por el uso de queso en los platos principales, seleccioné el menú de 6,50€ pidiendo Chicken Fingers, Cocacola Zero y patatas. Los Chicken Fingers no estaban mal. El rebozado al estilo KFC era bueno, pero algunos fingers no estaban bien hechos y se notaban algo crudos por dentro. Y cuando estamos hablando de pollo procesado y no el que compras en el mercado, resulta un punto agradable. Aún así se podía comer. Las patatas fritas no eran de corte tradicional, sino una mezcla entre patatas de luxe de Mc Donald's y un corte en rodaja, al estilo patatas a lo pobre. No estaban mal de sabor, incluso se puede decir que estaban más cerca de estar buenas que de estar malas. Aún así hay que exigir algo más de calidad, ya que se notaban algo blandas. Y la Cocacola Zero es eso, Cocacola Zero. Aquí si que me sentí algo decepcionado ya que el refill, además de no ser gratuito, lo que encuentro como un gran error a día de hoy y más habiendo dos Burger Kings en la misma plaza, no me fue ofrecido por el camarero y fui desconocedor de su existencia hasta una vez acabada la cena.
El precio final fue de 15,50€. Esta semana era impensable comparar con "The Good Burguer" debido a los comentarios que recibí expresando que la relación cantidad-precio era nefasta. Sinceramente, si en TGB os quedasteis con hambre ni se os ocurra pasar por aquí. Si os sirve de guía, después de comer lo mencionado arriba, fui al cine y me comí una ración grande (o inmensa, mejor dicho) de palomitas yo solo, y eso que soy de ración media y suelen sobrar. Y el precio, como veis, está a la par que el de un jueves de TGB con una ración de "Epic Chicken" que no te acabas.
Otra cosa a destacar, y que realmente no es culpa de la gerencia pero que sí puede ser un elemento a tener en cuenta a la hora de escoger este local para cenar, es el ambiente. Como dije antes, la selección musical fue excelente, pero el ambiente general invitaba a marcharse lo antes posible. Al ser hoy festivo en Valencia, anoche hubo mucha gente joven cenando en "Goody Life" y solo se escuchaban risas y gritos. Era bastante incómodo, la verdad. No es aconsejable para alguien que pretenda estar un tiempo después de comer.
La atención al cliente fue buena. Otra vez nos encontramos con un modelo de atención al estilo "100 Montaditos" o TGB: haces el pedido, te dan un número y te llaman. La diferencia está en que en vez de levantarte tú a recogerlo, te buscan para llevarte la comida. En este caso se agradece especialmente ya que como dije anteriormente, si estás en la barra del piso de arriba tienes que molestar a la gente de tu alrededor para pasar. Y los camareros muy simpáticos, la verdad. Un diez por los chicos.
La impresión general es que nos encontramos ante una gran idea, quizá un concepto nuevo al estilo "cash and carry", pero le hace falta imaginación en cuanto a la variedad del producto y un plus de calidad. Por ubicación, juventud y ganas de los empleados, estamos ante un negocio que puede ser muy rentable porque la comida americana vende, pero le hace falta algo más. Mi opinión, lamentablemente, es más negativa que positiva, pero afortunadamente, con este plus, mejoraría bastante. En este momento no recomendaría este restaurante.
Nota: 6/10
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