jueves, 5 de febrero de 2015

De comida por Valencia: Sportime

Quien me conoce sabe lo mucho que me gustan los Estados Unidos. Y una de las cosas más típicas de los Estados Unidos son los Sportsbars, locales donde puedes cenar o tomarte tu cerveza rodeado de televisiones donde puedes ver una cantidad enormes de eventos deportivos, generalmente en directo. Los pocos intentos que hubo en Valencia fracasaron: tanto el que abrió en la calle Doctor Moliner como el que se abrió en Heron City Paterna fracasaron hace más de diez años. Sportime parece que ha acabado con esta tendencia.


Ubicado en el número 138 de Blasco Ibañez, junto a Radio Nou, mi primer contacto con Sportime se produjo en 2012 y fue negativo. La intención era ver el partido de la primera fase de la Eurocopa entre España e Italia en este local, pero al llegar a la puerta nos comentaron que había que pagar una entrada de 10 euros por persona, y se descontarían de la cuenta. Esa política, que puede tener sentido en un partido que se juegue por la noche, es totalmente incomprensible a las 6 de la tarde. Es por eso que declinamos la opción de ver el fútbol en este restaurante y cambiamos a un bar del barrio.

Pero este lunes no hubo escapatoria. El no recordar esta política hizo que unos amigos acudiesen allí a ver el partido y ya no hubiese escapatoria, puesto que llegué tarde. Y la verdad es que el restaurante me convenció. De estilo que recuerda más a un club nocturno que a un restaurante, nos encontramos ante un local totalmente tematizado a nivel deportivo y que te sorprende en cada una de sus esquinas. Es un local de visita imprescindible para cualquier amante del deporte, que encontrará mil y un productos relacionados con distintas disciplinas, desde las evidentes camisetas del Valencia o del Levante hasta el morro de un Ferrari de Formula 1, pasando por dos paredes en las que encontramos docenas de jugadores de futbolin pintados cada uno con el equipaje de un equipo distinto.

Claro que cuando hablamos de un Sportsbar entramos en un dilema: ¿damos más importancia a la forma de ver los eventos deportivos o a la comida? Pues como se trata de un local diferente, respetaremos el orden planteado. Me encanta que haya un restaurante de este estilo en Valencia, ¡¡¡por fin podemos ver el partido de nuestro equipo con total comodidad desde cualquier parte de un local!!! ¿Que el tío de delante es demasiado alto y te tapa? No hay problema, porque tienes una pantalla a tu derecha o a tu izquierda. Incluso tienes varias pantallas gigantes en las que poder ver el partido. Vamos, que la única excusa que tienes para no enterarte es que tu equipo juegue mal y se te quiten las ganas de verlo. Es decir, lo que pasó el lunes en el partido del Valencia contra el Málaga. Sí que es cierto que las pantallas gigantes son divididas, es decir, 4 pantallas juntas en las que se muestra el evento, y se me hizo algo incómodo de visualizar, pero al haber más pantallas en el local, el problema real era decidir en cuál lo veía. Bendito problema, por supuesto.












Pero como no solo de ver los partidos vive el hombre, sino que tiene la necesidad biológica de alimentarse, toca hablar también de la comida.

La verdad es que no iba con un hambre especial, de hecho no era mi intención cenar. Pero claro, el hecho de pagar 10 euros por tener que entrar en el local en cierto modo te obliga a ello. Así que opté por una opción ligera: agua y ensalada. No siendo yo una persona muy aficionada a las ensaladas, la verdad es que salí más que satisfecho. La elegida fue la "Ensalada Waldorf", basada, según la carta, en la ensalada estrella del mítico Waldorf Astoria. Estaba compuesta por lechuga, manzana, tomate, salsa de yogurt, mayonesa y nueces. Unas nueces que brillaron por su ausencia cuando me trajeron la ensalada, pero que al reclamarlas a los camareros, llegaron en forma de unas exquisitas nueces caramelizadas que le daban un toque sensacional a la ensalada. El único pero que le puedo poner a la misma es el exceso de lechuga y la escasa cantidad de otros ingredientes, lo que la hizo bastante monótona en el momento en el que me acabé las nueces y la manzana. De hecho no llegué a terminarla.



Como me parecía injusto el hecho de pagar esos 10 euros por adelantado y la suma de lo que había pedido estaba en torno a 8 euros, también pedí unos fingers de pollo para compartir. Con un rebozado en el que también se incluía cacahuete, los fingers estaban buenos, pero me quedé con la sensación de que los he probado mejores. Incluso la cantidad era un poco escasa: apenas 6 piezas, aunque su tamaño era más grande que el habitual.

Y como no puedo evitar fijarme en lo que comen los demás, comentar también que las hamburguesas y bocadillos que pidieron mis acompañantes tenían una pinta y tamaño extraordinarios, además de estar acompañados por una ración justa de patatas fritas.

La conclusión es bastante positiva, aunque hay algunos contras en los que trabajaría. El primero es el hecho de tener que pagar por ver un evento, impide que vayas allí simplemente a beber tu cerveza viendo a tu equipo. Puedo entender a la gerencia del local, su objetivo es rentabilizar el espacio, y ocupar una mesa consumiendo 4 o 6 bebidas no es negocio. El punto justo sería habilitar la zona de la barra para quien solo vaya a beber o picar algo.


El segundo contra que veo reside en el tamaño de las bebidas. Los refrescos eran de botellín, además del de 20 cl., una cantidad que hoy en día es ridícula. Ya no concibo un restaurante de este estilo sin refill. Si hasta el Burger King lo hace, un establecimiento como este debería hacerlo también. O al menos ofrecer los botellines de 33 cl., pero 20 cl. es casi vergonzoso. Dos tragos. Y ojo, que no son precisamente baratos.


Como podéis ver en la carta, la oferta de productos es bastante amplia, y el precio es bastante justo, no estamos hablando de un restaurante caro (proporcionalmente lo más caro es la bebida, cosa incomprensible). Entre 4 personas acabamos pagando algo más de 42 euros, un precio muy competitivo si lo comparamos con otros restaurantes que podrían considerarse competencia, como Foster's Hollywood, Tony Roma's o Ribs.


El trato del personal fue muy atento y agradable, aunque ese recibimiento un tanto en plan "poli malote" que recibí a la entrada por parte de uno de los camareros hizo que quedase un poco insatisfecho. Eso sí, como comentado antes, la atención cuando vi que mi ensalada con nueces no llevaba nueces fue profesional, con disculpa y solución inmediata.

Nota: 7/10. Local ideal para ir a cenar un día que no haya partido y puedas entrar libremente. La idea de pagar 10 euros por adelantado y que no te devuelvan la diferencia si no llegas a consumir tal cantidad me hace que lo descarte como opción para ir a ver un evento deportivo una tarde cualquiera. La comida es buena y el local me encanta, con más apariencia de pub que de restaurante. Recomendable aunque mejorable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario